Fines a los que son destinados los niños
víctimas de la trata infantil
Ya
sea mencionado que el fin de la trata infantil es la explotación laboral y
sexual, venta de órganos y esclavitud, pero al ser considerados mano de obra
barata es variado el fin para lo cual los niños, niñas y adolescentes fueron
secuestrado. A continuación les expondremos cuales son las diversas situaciones
que constituyen su explotación:

Trabajo
doméstico: La Organización Internacional del Trabajo
(OIT) estima que la mayoría de los empleados domésticos infantiles son niñas.
Frecuentemente padres e hijos(as) son atraídos por promesas de educación o de
un buen trabajo. Una vez que son sometidos a la trata, sus documentos de
identificación pueden ser arrebatados y encontrarse sin ninguna red de apoyo.
Dependen de sus explotadores para recibir seguridad, comida y refugio; la
mayoría soporta condiciones de trabajo atroces.

son
explotados en la industria del sexo comercial, y sufren violencia y abuso
físico, sexual y psicológico extremos por parte de los tratantes, proxenetas y
‘clientes’.

Aquí
podemos poner como ejemplo un reportaje que encontramos sobre la rebelión que
hay en Ungada, ya que aquí, el ex monaguillo Joseph Kony se volvió líder
rebelde y se autoproclama profeta por lo cual desea imponer un gobierno
inspirado en los 10 mandamientos en Uganda.
Ya
que niños a partir de ocho años son soldados, esclavos, sirvientes y
"esposas" para los líderes de un original grupo rebelde, el Ejército
de Resistencia del Señor (LRA en inglés). Estos niños son secuestrados por los
rebeldes en poblados ugandeses y los inician a la vida guerrillera tras una
larga marcha hacia sus bases en Sudán, donde los que sobreviven son torturados,
violados y esclavizados. Por lo general se les somete a hechos de extrema
violencia, el más común el asesinato de desertores o violaciones- con el fin de
neutralizar cualquier intento de fuga.
La
mayoría de los niños y niñas pasa a engrosar las fuerzas del LRA en tanto otros
se convierten en portadores, esclavos sexuales o "esposas" de los
líderes rebeldes. Aquellos que logran escapar o son liberaros cuentan la
crudeza de lo que vivieron, como ejemplo el siguiente testimonio de Susan de 16
años:

Matrimonio: Las niñas son entregadas como novias por varias
razones. Cuando la pobreza es aguda, una niña puede ser considerada una carga
económica para su familia y su matrimonio con un hombre mayor puede ser
considerado como una estrategia para la supervivencia de la familia. Algunas
veces, los arreglos hechos por hombres migrantes para encontrar esposas de sus
regiones de origen dan como resultado la trata de novias niñas. Hay una demanda
creciente por parte de hombres mayores de novias jóvenes vírgenes,
particularmente en lugares donde el temor y el riesgo de contraer la infección
de VIH/SIDA son altos. Algunas veces las familias alientan a sus hijas a
casarse tempranamente porque creen erróneamente que eso las protegerá del VIH.
El matrimonio a una edad temprana es común en África Central y Occidental,
donde, respectivamente, el 40 y el 49 por ciento de niñas menores de 19 años
están afectadas.
Adopción irregular: Un incremento en la demanda de adopciones ha
contribuido a impulsar el tráfico ilegal de bebés y niños y niñas pequeños. En
algunas ocasiones madres en los países en desarrollo venden a sus bebés o hijos
pequeños, en otras ocasiones el infante es robado y a las madres se les dice
que el bebé nació muerto.
Deportes: Menores de edad, particularmente varones jóvenes,
han sido tratados para convertirse en jinetes de camellos. El deporte es una
industria lucrativa y los niños son especialmente requeridos para este fin
debido a que son de talla pequeña. El uso de niños como jinetes en carreras de
camellos es extremadamente peligroso y puede dar por resultado lesiones serias
e incluso la muerte. Los niños que pierden las carreras a menudo son tratados
brutalmente por sus explotadores, se les niega salario y comida y son abusados
psicológica y físicamente.

Órganos: El tráfico de órganos está específicamente
incluido en el Protocolo de Palermo. Aunque es casi imposible monitorear o
detectar esta horrenda práctica, existen denuncias de su existencia. Los
parlamentarios necesitan ser conscientes de este fenómeno clandestino.
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